Es un principio que ataña a los Jueces, los excluye de las partes procesales, a quienes se les exige que para impartir justicia se mantengan ajenos a los intereses
de las partes en controversia y resolver los conflictos judiciales sin favorecer indebidamente a ninguna de ellas1. En otras palabras, el juez debe ser neutral e imparcial en todo momento. Este principio es una exigencia al ejercicio de la función jurisdiccional y se encuentra regulado por la ley suprema.
- La inobservancia de este principio puede dar origen a una acción de recusación al Juez.